
Para evitar los miedos, siempre la información. La primera que debes recopilar está en tu familia, saber si algún familiar directo tuyo: madre, abuelas, tías o primas han tenido cáncer de mama, o de ovario o de colon. Las causas genéticas familiar sólo son responsables del 15% de casos de cáncer reportados, el resto ocurren al azar.
Además, existen factores de riesgo que no puedes modificar: raza blanca, edad, tener el primer hijo "tarde", menopausia también tardía o haberte expuesto en la niñez a radiación del tórax, son situaciones que claramente favorecen la aparición de cáncer de mama. Afortunadamente existen otros desencadenantes que si podemos controlar: sobrepeso, tabaco, ingesta de alcohol y exposición a estrógenos de larga duración.
Es bueno que te toques, explores y conozcas tus mamas. Si lo haces regularmente, los cambios los notaras fácilmente. Debes recordar que los pechos no son perfectos, bueno, salvo algunas afortunadas, pero el resto de las mortales somos asimétricas: una es más grande, el pezón es más pequeño o tiene una dirección distinta, una esta más caída, etc. Y variaciones en "tu normalidad" nos pueden ayudar a diagnosticar patologías (la mayoría benignas). Recuerda también que si te vas a explorar a consciencia hazlo durante o al finalizar la regla, antes te tocarás millones de cosas y te vas a dar un gran susto sin sentido. Nódulos nuevos, retracciones en la piel o sangre por el pezón, te deben alertar. Si eso ocurre, pide una cita con tu ginecólogo, te explorara y te pedirá alguna prueba de imagen.

El miedo tiende a desaparecer cuando tomas el control. He visto mujeres esperar en casa con un cáncer bastante evidente, porque no se atrevían a venir a la consulta y decirlo. Que el miedo no te paralice, ni para diagnosticarte, ni para tratarte, ni para seguir luchando hasta el final.